La infección de las uñas por hongos es un
problema común de la salud del pie. La mayoría de las personas que sufren de él
no buscan tratamiento, quizás ni siquiera identifican la existencia de un
problema. Algunos estudios estiman que afecta a entre un tres y un cinco por
ciento de la población; sin embargo, los podólogos piensamos que al haber
tantos casos de los que no se informa, la incidencia es mucho mayor que eso.
Probablemente una razón por la que tanta
gente ignora la infección es que puede estar presente durante muchos años sin
causar nunca dolor. Su incidencia se eleva notablemente en adultos mayores (del
20 al 30 por ciento, de acuerdo con los estudios, aunque los podólogos pensamos
que es mucho más alta). Como los adultos mayores pueden experimentar problemas
médicos mucho más serios, es comprensible que las uñas con hongos pueden
pasarse por alto como un problema menor, aunque no lo sean en absoluto.
En cualquier caso, la enfermedad,
caracterizada por el cambio de color de la uña, se considera a menudo una
simple imperfección—fea y embarazosa. Aparentemente se asume que al ser las
marcas blancas o el oscurecimiento de la uña algo de poca importancia, el cambio
representa también algo de poca importancia, incluso cuando la mancha se
extiende. Puede ser que los esteticistas vean este problema tan a menudo como
los médicos pero la falta de formación médica les hace quedar en el olvido
clínico. El esmalte de uñas es una solución fácil para muchas mujeres, que, al
no ver el problema, se lo quitan así de la cabeza.
Sin embargo, en muchos casos ese cambio de
color es el comienzo de una enfermedad que puede tardarse meses en controlar.
La infección de las uñas por hongos se conoce entre los podólogos y otros
médicos como onicomicosis. Es una infección bajo la superficie de la uña, que
puede también penetrar en la uña. Si se ignora, la infección puede extenderse y
llegar a afectar a la capacidad de trabajar o incluso de caminar. Esto ocurre
porque va a menudo acompañada por un aumento de grosor de las uñas, que no se
pueden cortar fácilmente y producen dolor al caminar con zapatos. Esta
enfermedad puede ir acompañada por una infección secundaria en la uña o a su
alrededor, producida por bacterias o levaduras.
¿Qué es una uña con hongos?
La onicomicosis es una infección del lecho
y la placa bajo la superficie de la uña, y es causada por diversos tipos de
hongos, que son fáciles de encontrar en el ambiente. Los hongos son organismos
parasíticos vegetales simples, como los mohos, que no tienen clorofila y por lo
tanto no necesitan luz solar para crecer. Un grupo de hongos llamados
dermatofitos atacan fácilmente la uña, creciendo con la queratina, la proteína
de las uñas.
Cuando los pequeños organismos se
instalan, la uña puede hacerse más gruesa, volverse amarillenta o marrón y
producir mal olor. Pueden acumularse residuos bajo la uña, a menudo aparecen en
ella marcas blancas, y la infección puede extenderse a otras uñas, a la piel, o
incluso a las uñas de las manos.
Al ser difícil evitar el contacto con
organismos microscópicos como los hongos, las uñas son especialmente
vulnerables en áreas húmedas donde es probable que la gente camine descalza,
como piscinas, vestuarios o duchas, por ejemplo. Las lesiones del lecho de la
uña pueden hacerla más susceptible a cualquier tipo de infección, incluyendo
por hongos. Aquellos que sufren enfermedades crónicas tales como la diabetes,
problemas circulatorios, o condiciones de inmunodeficiencia, tienen más
tendencia a infecciones de hongos en las uñas. Otros factores que contribuyen
pueden ser el pie de atleta y el sudor excesivo.
Prevención
Como los hongos están en todas partes,
incluyendo la piel, pueden estar presentes durante meses antes de encontrar una
oportunidad de dar problemas, sin que aparezcan señales de infección. Siguiendo
algunas precauciones, incluyendo una higiene apropiada e inspección regular de
los pies y los dedos, pueden reducirse mucho, o incluso eliminarse, las posibilidades
de que aparezca el problema.
Los pies limpios y secos son resistentes a
las enfermedades; una rutina estricta de lavado de los pies con agua y jabón,
recordando secarlos concienzudamente, es la mejor manera de prevenir una
infección. Deben usarse sandalias para la ducha en lugares públicos siempre que
sea posible. Los zapatos, calcetines o medias deben cambiarse más de una vez al
día. Las uñas de los pies deben cortarse rectas de forma que la uña no se
extienda más allá de la punta del dedo. Use un polvo para pies de calidad—talco
de farmacia especial para pies—junto con zapatos que le queden bien y estén
hechos de materiales que respiren.
Evite llevar medias excesivamente
apretadas, que favorecen la humedad. Los calcetines de fibras sintéticas tienden a aumentar la sudoración por lo que se recomiendan los de algodón y cambiarlos varias veces al día si se humedecen.
Uñas artificiales y esmaltes
La humedad que se acumula bajo la
superficie de la uña se evaporaría normalmente a través de la estructura porosa
de la uña. La presencia de una uña artificial o un esmalte impide que eso
ocurra, y el agua atrapada debajo puede volverse malsana, ideal para que
crezcan hongos y organismos similares.
Use siempre medidas preventivas al aplicar
esmaltes. Desinfecte los instrumentos de pedicura y no aplique esmalte a uñas
que puedan estar infectadas—por ejemplo las que estén rojas, descoloridas o
hinchadas.
Tratamiento
Los tratamientos pueden variar,
dependiendo de la naturaleza y gravedad de la infección. Una rutina diaria de
limpieza a lo largo de muchos meses puede eliminar temporalmente infecciones
menores. Las marcas blancas que aparecen en la superficie de la uña pueden
limarse, y después aplicar un líquido antihongos que se vende sin receta.
Sin embargo, incluso los mejores
tratamientos sin receta pueden no prevenir la reaparición de una infección por
hongos. Un hongo puede extenderse por toda la uña, penetrando tanto en la uña
como en su lecho. Si una infección no se cura, o continua reapareciendo, se
recomienda recibir atención podológica.
Cuidado podológico.
Un podólogo puede detectar una infección
por hongos al principio, analizar la uña, determinar la causa, y elaborar un
plan de tratamiento apropiado, que puede incluir recetas de medicamentos tópicos
u orales, y el desbridamiento (eliminación de materia enferma de la uña y
residuos) de una uña infectada. De hecho, el desbridamiento es uno de los
procedimientos más comunes llevados a cabo por los podólogos.
Nuevos medicamentos orales contra los
hongos, pueden ser el tratamiento más efectivo. Ofrecen un régimen de
tratamiento corto (de tres a cuatro meses) y una efectividad mejorada, aunque
los podólogos afirmamos que en algunas infecciones pueden requerirse
tratamientos más largos, de hasta 12 meses. Estudios recientes muestran que, en
un pequeño porcentaje de la población, cualquier medicamento oral contra hongos
produce algunos efectos secundarios no deseables.
En algunos casos puede ser necesario el
tratamiento quirúrgico. Puede llevarse a cabo una extracción temporal de la uña
para permitir la aplicación directa de un medicamento tópico contra los hongos.
La extracción permanente de una uña con dolor crónico que no haya respondido a
ningún otro tratamiento permite la curación de la infección por hongos y
previene la reaparición de una uña deforme.
Intentar resolver la infección sin la
ayuda cualificada de un podólogo puede llevar a más problemas. Con los nuevos
avances técnicos en combinación con simples medidas preventivas, el tratamiento
de estos problemas de salud, que no tomamos muy en serio, con frecuencia puede
tener éxito.
Resumen de consejos para prevenir los hongos.
- Lávese regularmente los pies con agua y jabón.
- Recuerde secarse concienzudamente los pies
después de lavarlos.
- Es esencial llevar zapatos que queden bien; un
número sorprendente de personas lleva zapatos que no se les ajustan bien y
les causan serios problemas en los pies. Un zapato de suela firme y
empeine blando es lo mejor para la actividad diaria.
- Deben usarse sandalias para la ducha en lugares
públicos siempre que sea posible.
- Los zapatos, calcetines o medias deben cambiarse
cada día.
- Las uñas de los pies deben cortarse rectas y de
forma que la uña no se extienda más allá de la punta del dedo.
- Use un polvo para pies de calidad, junto con
zapatos que le queden bien y estén hechos de materiales que traspiren.
- Evite llevar medias excesivamente apretadas, que
favorecen la humedad.
- Los calcetines de fibras sintéticas tienden a
aumentar la suduración por lo que se recomienda siempre el calcetín de
algodón.
Su podólogo se ha formado específica y
extensamente en el diagnóstico y tratamiento de todo tipo de problemas en los
pies. Esta formación incluye cada uno de los sistemas y estructuras,
intrincadamente interrelacionados, del pie y la parte baja de la pierna,
incluida la piel y los sistemas neurológico, circulatorio, y
musculoesquelético, que comprende los huesos, articulaciones, ligamentos,
tendones, músculos y nervios.
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