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jueves, 20 de febrero de 2014

Dolor de talones (Talalgia).

En nuestra búsqueda de un cuerpo sano, el dolor puede ser un enemigo. En algunos casos, sin embargo, tiene beneficios biológicos. El dolor que aparece justo después de una herida o al comienzo de una enfermedad puede tener un papel protector, frecuentemente avisándonos del daño que hemos sufrido.
Cuando nos torcemos un tobillo, por ejemplo, el dolor nos advierte que el ligamento y los tejidos blandos pueden estar rozados o magullados, y que continuar la actividad puede empeorar el daño.
El dolor, como el que puede darse en nuestros talones, también nos avisa que debemos buscar atención médica. Esta alerta es de la mayor importancia debido a las muchas dolencias que contribuyen al dolor de talón.



Dolor de talón
El dolor de talón es generalmente resultado de una biomecánica defectuosa (anormalidades en la forma de caminar) que produce demasiada tensión en el hueso del talón y los tejidos blandos unidos a él. La tensión puede resultar de una herida o un moratón sufrido al caminar, correr, o saltar sobre superficies duras; llevar calzado mal construido, o tener exceso de peso.
El hueso del talón es el mayor de los 26 huesos del pie humano, que tiene también 33 articulaciones y una red de más de 100 tendones, músculos y ligamentos. Como todos los huesos, está sujeto a influencias externas que pueden afectar su integridad y su capacidad de mantenernos sobre nuestros pies. El dolor de talón, a veces incapacitante, puede darse en la parte anterior, posterior o inferior del talón.

Espolones
Una causa frecuente de dolor de talón es el espolón, un crecimiento óseo en la parte inferior del hueso del talón. El espolón, visible con rayos X, aparece como una prolongación del hueso, que se asemeja al pico de un loro. Cuando no hay indicación de crecimiento del hueso, a veces se llama a esta condición “síndrome de espolón del talón”.
Los espolones resultan de un esfuerzo excesivo de los músculos y ligamentos del pie, que estira la banda de tejido que conecta el talón y la parte anterior del pie, y arranca repetidamente la membrana que cubre el hueso del talón. Esta condición puede ser resultado de un desequilibrio biomecánico, de correr, de zapatos inapropiados o demasiado gastados, o de obesidad.



Fascitis plantar
Tanto el dolor de talón como los espolones van frecuentemente asociados a una inflamación de la banda de tejido conjuntivo fibroso (fascia) que va por la planta del pie desde el talón hasta la parte anterior del pie. La inflamación de esta banda se llama fascitis plantar. Es común en atletas que corren o saltan mucho, y puede ser bastante dolorosa.
La condición aparece cuando la banda de tejido se tensa más de lo normal a lo largo de un tiempo, lo que causa que las fibras de tejido blando de la banda se rompan o estiren en diferentes puntos; esto lleva a inflamación, dolor, y posiblemente al crecimiento de un espolón donde la banda se une al hueso del talón.
La inflamación puede ser agravada por zapatos que no proporcionen un soporte adecuado, especialmente en la zona del puente, y por la irritación crónica que a veces se asocia a un estilo de vida atlético.
El descanso sólo proporciona alivio temporal. Cuando vuelve a caminar, especialmente después de una noche de sueño, puede experimentar un alargamiento repentino de la banda, que se estira y tira del talón. Al caminar, el dolor de talón puede disminuir o incluso desaparecer, pero eso puede ser sólo una falsa sensación de alivio. El dolor frecuentemente vuelve después de un descanso prolongado o de caminar en exceso.



Pronación excesiva
El dolor de talón a veces resulta de una pronación excesiva. La pronación es el normal movimiento y aplanamiento del puente del pie que le permite adaptarse a las variaciones del suelo y absorber impacto al caminar normalmente.
Al caminar, el talón toca el suelo primero; el peso se traslada primero a la parte exterior del pie, y luego al dedo gordo. El puente se eleva, el pie generalmente se mueve hacia arriba y hacia fuera, volviéndose rígido y estable para levantar el cuerpo y moverlo hacia delante. La pronación excesiva—excesivo movimiento hacia adentro—puede crear una cantidad anormal de estiramiento y tensión en los ligamentos y tendones unidos a la parte inferior del hueso del talón. La pronación excesiva puede también contribuir a dañar la cadera, la rodilla, y la parte baja de la espalda.

Enfermedades generales y dolor del talón
Algunas condiciones de salud general pueden también producir dolor de talón.
La artritis reumatoide y otras formas de artritis, incluyendo la gota, que suele manifestarse en la articulación del dedo gordo, pueden causar molestias en el talón en algunos casos.
El dolor de talón puede también ser resultado de la inflamación de una bolsa serosa (bursitis); de un neuroma (crecimiento de un nervio); u otro crecimiento de tejido. El dolor de talón de ese tipo puede asociarse a un espolón o producir un dolor similar al de un espolón del talón.
La deformidad de Haglund (a veces asociada a los tacones altos) es un crecimiento anormal de hueso en la parte trasera del calcáneo, en el área donde el tendón de Aquiles se une al hueso. Esta deformidad ocasionalmente dolorosa es generalmente resultado de una bursitis causada por presión contra el zapato, y puede agravarse con la altura o la costura del contrafuerte de un zapato.
El dolor en la parte posterior del talón se asocia a la inflamación del tendón de Aquiles tras el tobillo y en la unión con la superficie posterior del hueso del talón. La inflamación se llama tendinitis del tendón de Aquiles. Es común en personas que corren y caminan mucho y tienen tendones tensos. La condición aparece cuando el tendón sufre tensión excesiva a lo largo de un tiempo, lo que causa ruptura o estiramiento de fibras en su longitud o en la unión con el hueso del talón. La inflamación se agrava con la irritación crónica que a veces se asocia a un estilo de vida activo y con ciertas actividades que fuerzan el tendón cuando ya está tenso.
Las contusiones óseas son un problema común del talón. Una contusión ósea es una inflamación de los tejidos que cubren el hueso del talón. Es una lesión dolorosa causada por el impacto directo de una superficie u objeto duro en el pie.
Las fracturas por fatiga del hueso del talón pueden ocurrir también, pero son menos frecuentes.

Dolor del talón en niños
El dolor de talón puede también aparecer en niños, comúnmente entre 8 y 13 años, al irse estos haciendo más activos en deportes en la escuela y fuera de ella. Esta actividad física, particularmente los saltos, inflama los centros de crecimiento de los talones; cuanto más activo es el niño, más probable es que se dé la condición. Cuando los huesos maduran, los problemas desaparecen y no es probable que reaparezcan. Si aparece dolor de talón en niños de estas edades, es necesario el cuidado podológico para proteger el hueso en crecimiento y proporcionar alivio del dolor. Otra buena noticia es que los espolones de talón no se desarrollan frecuentemente en niños.

Prevención
Pueden tomarse una serie de medidas para evitar el dolor de talón y los problemas asociados a este.
  • Lleve zapatos que le queden bien—en la puntera, el talón y los lados—y tengan suelas que absorban el impacto, estructura rígida y contrafuertes que proporcionen apoyo.
  • Lleve los zapatos apropiados para cada actividad.
  • No lleve zapatos con suelas o tacones excesivamente gastados.
  • Prepárese apropiadamente antes de hacer ejercicio. Haga ejercicios de calentamiento y estiramiento antes y después de correr.
  • Dosifíquese cuando participe en actividades deportivas.
  • No subestime la necesidad de descanso y nutrición apropiada de su cuerpo.
  • Si está obeso, pierda peso.
  • Cuidado podológico.
  • Si el dolor y otros síntomas de inflamación—enrojecimiento, hinchazón, calor—persisten, debería limitar sus actividades diarias y ponerse en contacto con su podólogo.


Tratamiento
El podólogo examinará el área y puede utilizar rayos X como diagnóstico para excluir problemas del hueso.
El tratamiento precoz puede incluir medicación antiinflamatoria , terapia física (crioterapia), recomendaciones de ejercicio o de calzado, uso de vendas, plantillas o aparatos ortopédicos. El vendado proporciona soporte para el pie, al poner músculos y tendones en un estado fisiológico de descanso. La fisioterapia debe usarse conjuntamente con esos tratamientos.
En la mayoría de los casos una plantilla ortopédica funcional, ayuda a compensar desequilibrios biomecánicos, controlar la pronación excesiva, y proporcionar apoyo a los ligamentos y tendones unidos al hueso del talón. Esto será un tratamiento efectivo para la mayoría de dolores del talón y el puente sin necesidad de cirugía.
Solamente un número relativamente bajo de casos de dolor del talón requiere tratamiento más avanzado o cirugía. Si la cirugía es necesaria, puede incluir intervención en la banda de tejido de la planta del pie, extirpación de espolón, de una bolsa serosa, de un neuroma o de otro crecimiento de tejido blando.

sábado, 11 de enero de 2014

Juanetes (Hallux Abductus Valgus)

Un juanete es uan deformación de la articulación de la base del dedo gordo del pie – la articulación metatarsofalángica – que se produce al desplazarse el hueso o el tejido de la articulación del dedo gordo. Esto fuerza al dedo a doblarse hacia los otros, creando un bulto de hueso, frecuentemente doloroso, en el pie. Como esta articulación soporta gran parte del peso del cuerpo al caminar, los juanetes pueden ser extremadamente dolorosos si no se tratan. La propia articulación metatarsofalángica puede volverse rígida e irritada, haciendo difícil o imposible incluso llevar zapatos. Los juanetes o bunion – del latín bunio, que significa agrandamiento – pueden darse también en la parte exterior del pie, en el dedo chico, donde se le llama “juanete de sastre”.


Síntomas
Desarrollo de un bulto firme en el borde externo del pie, en la base del dedo gordo.
Enrojecimiento, hinchazón, o dolor en, o cerca de, la articulación metatarsofalángica.
Callos u otras irritaciones causadas al montarse un dedo sobre otro.
Movimiento limitado o doloroso del dedo gordo.

¿Cómo aparece un juanete?
Los juanetes se forman cuando se altera el equilibrio de fuerzas que se ejercen sobre las articulaciones y los tendones del pie. Esto puede llevar a inestabilidad de la articulación y causar la deformidad. Aparecen tras años de movimiento y presión anormales en la articulación metatarsofalángica. Son, por lo tanto, un síntoma de mal desarrollo del pie y normalmente son causados por la forma de caminar, el tipo hereditario de pie, el calzado, u otros motivos.
Aunque los juanetes tienden a aparecer en varios miembros de la misma familia, lo que se hereda es el tipo de pie – no el juanete. Los padres que padecen mala movilidad del pie pueden pasar el tipo de pie problemático a sus hijos, que a su vez serán también propensos a desarrollar juanetes. El funcionamiento anormal causado por este mal desarrollo del pie puede llevar a presiones sobre el pie y dentro de él, a menudo con el resultado de deformidades en el hueso y la articulación, como juanetes o dedos en martillo.
Otras causas de juanetes son heridas en el pie, desórdenes neuromusculares, o deformidades congénitas. Las personas que sufren de pies planos o arcos del pie bajos son también propensas a desarrollar estos problemas, así como los pacientes artríticos o con enfermedades inflamatorias de las articulaciones. También son un factor las profesiones que conllevan un esfuerzo excesivo del pie; los bailarines de ballet, por ejemplo, a menudo desarrollan el problema.
El calzado demasiado apretado o que aprieta unos dedos contra otros es también un factor común, que explica la alta preponderancia del problema entre las mujeres.

¿Qué puede hacer para aliviarlo?
Colocar protectores de juanete comerciales, sin medicación, alrededor del bulto del hueso.
Llevar calzado de puntera amplia.
Si el juanete se inflama y duele, aplicar hielo varias veces al día para reducir la hinchazón.
Evitar los zapatos de tacón elevado.
Consulte a su podólogo si persiste el dolor.



Tratamiento conservador para el dolor de juanetes.
Las opciones de tratamiento varían con el tipo y gravedad de cada juanete, aunque es importante identificar la deformidad temprano en su desarrollo para evitar la cirugía. Se debe buscar atención de un podólogo  a la primera indicación de dolor o incomodidad porque, si se dejan sin tratar, los juanetes tienden a hacerse mayores y más dolorosos, haciendo más difícil el tratamiento no quirúrgico.
El objetivo principal de la mayoría de las opciones de tratamiento temprano es aliviar la presión sobre el juanete y detener la progresiva deformación de la articulación. Un podólogo puede recomendar estos tratamientos:

Acolchado y vendado
Acolchar el juanete, frecuentemente el primer paso en un plan de tratamiento, reduce el dolor y permite al paciente llevar una vida normal y activa. Las vendas ayuda a mantener el pie en una posición normal, reduciendo la presión y el dolor.

Medicación
Frecuentemente se recetan fármacos antiinflamatorios e inyecciones de cortisona para aliviar el dolor agudo y la inflamación causadas por deformidades de las articulaciones.

Fisioterapia
Se usa a menudo para aliviar la inflamación y el dolor. La terapia de ultrasonidos el una técnica popular en el tratamiento de juanetes y el tejido blando asociado a ellos.

Ortopedia
Las plantillas para el calzado pueden ser útiles para controlar la funcionalidad del pie y pueden reducir los síntomas y prevenir el empeoramiento de la deformidad.
Cuando falla el tratamiento temprano o el juanete crece más de lo aconsejable para esas opciones, la cirugía podológica puede ser necesaria para aliviar la presión y reparar la articulación del dedo.

Opciones quirúrgicas.
El podólogo cuenta con varios procedimientos quirúrgicos. La cirugía elimina el agrandamiento del hueso, rehace el alineamiento normal de la articulación, y alivia el dolor.
En las deformidades menos graves puede usarse una simple bunionectomía, en la cual se elimina únicamente el bulto del hueso. Los casos más graves pueden requerir procedimientos más complejos, que incluyen cortes en el hueso y el realineamiento de la articulación.
La recuperación lleva tiempo, y son comunes las molestias y la hinchazón durante varias semanas tras la cirugía. El dolor, sin embargo, se controla fácilmente con medicamentos recetados por su podólogo.



viernes, 14 de diciembre de 2012

¿Soy pronador o supinador?

De un tiempo a esta parte, una de las preguntas más frecuentes que recibimos los podólogos en nuestras consultas de biomecánica y ortopedia, es la de ¿Qué tipo de pisada tengo: pronador o supinador?. Esta pregunta interesa especialmente a deportistas de cualquier disciplina, pero particularmente a corredores. Uno de los principales motivos que ha provocado el aumento de esta inquietud, es la presencia en el mercado de un número creciente de marcas y modelos de calzado deportivo, que incluyen elementos y diseños específicos para cada tipo de pisada. A grandes rasgos y para no crear confusión, diremos que la dinámica global del pie a la hora de abordar la pisada puede ser:

  • Pronador: cuando el pie realiza un mayor trabajo con la parte interna del pie. Se puede observar en el calzado por desgaste de la zona interior de la suela, desde el talón al primer dedo.
                                                                               PIE IZQUIERDO EN VISION POSTERIOR

  • Supinador: cuando el pie realiza un mayor trabajo con la parte externa del pie. Se puede comprobar en la suela del calzado por desgaste de la zona externa, desde el talón al quinto dedo.
                                                                               PIE IZQUIERDO EN VISION POSTERIOR

  • Neutro: sería la pisada "ideal", en la que el pie no sobrecarga ni por fuera ni por dentro, realizando una progresión más central y despegando por el primer dedo.
                                                                               PIE IZQUIERDO EN VISION POSTERIOR

Hay que tener en cuenta que el problema de la pisada no es tanto la pronación o supinación (ya que son movimientos normales del pie) como el grado de la misma. Un pie ligeramente pronador o supinador, se comportará prácticamente igual que uno neutro y no requerirá ningún tratamiento a priori. Pero tanto la pronación como la supinación excesivas, llevarán asociados en muchos casos, problemas que se desencadenarán de forma más o menos temprana y que serán más o menos graves en función de muchos factores, como por ejemplo: peso de la persona, actividad deportiva y horas de entreno, tipo de calzado, terreno sobre el que se entrena, etc. 

El hecho de tener un pie pronador o supinador, en muchos casos se ve aliviado o mejoradas sus consecuencias, con la elección de un calzado adecuado. Es el caso de pies con leves desviaciones. Sin embargo en otros casos un buen calzado no será suficiente para que el pie trabaje de forma más efectiva y se prevengan las lesiones típicas de una u otra forma de pisar, siendo necesaria la confección de un soporte plantar a medida (plantillas), que neutralice la "desviación" de la pisada. Es por ello que sería recomendable un estudio detallado de la pisada (estudio biomecánico), a toda persona que realiza deporte de manera regular y más aún, a deportistas, que compitan de manera profesional o amateur. 



Es importante tener en cuenta que han surgido muchas zapaterias deportivas y marcas, que ofrecen estudios en la misma tienda para orientar al deportista sobre el calzado más adecuado a cada necesidad, pero no podemos obviar el interés comercial de los mismos y que en la mayoría de casos están realizados por personal  no cualificado. Por todo ello lo más recomendable es acudir a nuestro podólogo de confianza, donde nos realizaran este tipo de estudio de manera profesional y no sólo nos recomendarán el calzado más adecuado a nuestro tipo de pie, sino que nos podrán dar un diagnóstico certero y si fuera necesario nos elaborarán la plantilla o tratamiento más adecuado a cada caso.

sábado, 7 de mayo de 2011

Estudio Biomecánico Informatizado.

Hace tan sólo unos años, el acceso a los sistemas de análisis informatizados del pie, eran exclusividad de deportistas de alto rendimiento o de personas dispuestas a hacer un fuerte desembolso en exclusivas unidades de diagnóstico. Hoy en día su uso y demanda se ha generalizado por lo que el empleo de las plataformas podobarométricas (que permiten el registro informático de la pisada)  ha pasado a formar parte del protocolo de exploración para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades de los pies. Este tipo de herramienta permite afinar el diagnóstico y facilita la tarea de elaborar tratamientos en especial desde el punto de vista de la ortopodología (terapia basada en la aplicación sobre el pie de elementos ortopédicos como las plantillas a medida).
En la Clínica del pie Timanfaya contamos con la última tecnología en este apasionante campo, poniendo a disposición de todo el mundo las técnicas más innovadoras y al mejor precio.
Si quiere saber más sobre el tema consulte el siguiente artículo.

revistas.ucm.es/enf/18877249/articulos/RICP0707120045A.PDF